12 oct 2011

Acerca de: LOS CABLES

"La única razón coherente que se me pasa por la cabeza, para justificar la inquisidora electro dependencia contemporánea, es la evasión. Gracias a la plena conectividad huimos del silencio, de la quietud contemplativa, de la austera soledad y del miedo democrático hacia la muerte."

Alguna vez alguien me dijo: "Carlos, ¿Por qué carajos te enredas tanto? No ves que pierdes mucho tiempo dándole vueltas y vueltas a la misma cosa" y créanme, aquel comentario rebuscado se metió de tal manera en mi memoria, que sólo la muy profunda crisis del desempleo, vista desde los 4 bolsillos del pantalón, los 3 de la chaqueta y los 2 de la billetera, de un chocuano vendedor de cocadas en el transmilenio, podría equiparársele. ¿Acaso es posible NO enredarse con todo en este mundo? ¿Cómo no hacerlo sí hay lazos por doquier?... Donde usted mire hay cordones de zapatos y destinos cruzados, cuerdas para tender la ropa y miles de maniatados compatriotas, manillitas de hippie y nudos en la garganta, es más, como colombianos tenemos dos tipos de atados muy autóctonos, el atado boyacense y los cientos de secuestrados atados al olvido... ¿O me equivoco? ... En fin, las civilizaciones no se edifican sobre la arquitectura, se desarrollan y crecen gracias a sus conexiones entre sí; lo cual fue una estrategia acertada hasta el siglo XIX, pero sobre el siglo XX, este fenómeno dio origen al problema democrático más insignificantemente molesto que haya vivido nuestro sobrepoblado planeta: Los Cables.

Sin dejar la preguntadera ¿Cuantos cables tiene en su habitación? ¿5? ¿10? ¿20 tal vez? Hagamos cuentas juntos, celular, televisor, TV por cable, teléfono, DVD, IPod, Computador, lámpara de noche, extensiones que nunca usa, cables viejos que se encontró o que ya no le son útiles, los que no ve pero que se esconden entre la pared,... ¿Son muchos no le parece? por eso es un problema de masas, quizá podría considerarse hasta un asunto de salud pública del cual todos padecemos. Yo particularmente los detesto, como detesto las uvas pasas y los niños trabajadores, pero así como me cuesta separar el maní de las uvas y me es casi imposible separar los niños de la calle (ojalá alguien lo haga, aunque fuera con la infancia porque el maní puedo soportarlo); me es extremadamente difícil vivir sin cables. Los cables nos conectan, nos alimentan y nos gobiernan. Andan casi en cualquier parte, por los aires, bajo tierra, a través del océano, sin gravedad en espacio; cualquier lugar donde haya pisado el hombre, luego le sucede algún empaque de basura y un cable ¡Estoy seguro!  Sobran en la mayoría de los casos, pero siempre terminan haciéndonos falta.

Me cuesta entender cuál es nuestro afán por conectarnos; hablar es fácil e inalámbrico, correr definitivamente nos llena de energía, y si fuera por transferir datos, no hay nada mejor que ver un chisme recién hecho y comérselo con el oído bien fresquito. Pero no, para todo hay un cable con el que enredarse, aunque terminen siendo un amasijo de electricidad encauchada bastante peligroso. Las mejores cosas de la vida toman tiempo (aja), Las mejores cosas de la vida no tienen precio (aja) y afortunadamente, las mejores cosas de la vida no tienen cables... Un orgasmo por ejemplo, un atardecer sobre el mar, un magnífico chocolate desvaneciéndose en la lengua, la mezcla de estos tres sin importar el orden para no alterar el resultado, (aunque aquí entre nos, yo dejaría el orgasmo de último para evitar excesos de romanticismo en el post); ¿Si lo notan? Imagínese lo difícil que puede ser hacer el amor con los audífonos puestos (aunque no crean, tiene su encanto), o ver el sol caer mientras trata de encontrar una conexión polo a tierra en la arena, o mucho peor, mandarse un trozo de chocolate a la boca y que se le enrede accidentalmente un cable con corriente cuando lo esté mordiendo... ¡Ja! Exagerado tal vez, pero mire a su alrededor, es más, ud me está leyendo gracias miles de cables que nos separan de su asiento y el mío. ¿Qué tal cobren vida? ¿Y si lo pican con sus puntas de cobre? ¿Y si lo conectan por donde sabemos? ¿No le da miedo?

La única razón coherente que se me pasa por la cabeza, para justificar la inquisidora electro dependencia contemporánea, es la evasión. Gracias a la plena conectividad huimos del silencio, de la quietud contemplativa, de la austera soledad y del miedo democrático hacia la muerte. Entre más cables hay mayor es la distancia emocional con las otras personas. A mi madre le encantaba decirme "Hey, el teléfono es para acortar distancias, no para hacer visita" ¿y qué termino haciendo? ¡Visita! Porque la lejanía entre individuos no se mide en kilómetros, se mide en  la posibilidad de tocar al otro, aunque sea de manera psicológica. Por otra parte ¿Cuántos de ustedes no encienden el televisor para no sentirse solos, y además se echan el cuento de estarlos "acompañando"? Pensar así es un poco tonto, más aún cuándo él está ahí desde antes; somos nosotros los que lo acompañamos en su larga y cotidiana labor de ahorrarnos pensamiento crítico, a cambio de muchas horas dispersas en un estado de coma cognoscitivo. Y qué decir del silencio... En ciudades como estas debería ser una reliquia, pero termina desperdiciándose como una plegaria por el futbol nacional; con cada pequeña oportunidad para encontrarlo, llega un cable al oído, un teclado numérico a la mejilla o una pantalla que casi a gritos trata de distraernos.

Creo que voy a invitarlos a una reflexión histórica de las más simples que se me puedan ocurrir, las ataduras son lineales como los grilletes, las sogas, los lazos sanguíneos, los amarres matrimoniales, las cadenas de ADN, las de radio y las de televisión... El sometimiento de los pueblos se dio primero con fibras y violencia, le siguieron los eslabones de hierro y las prisiones; ahora los tenebrosos cables, las ondas celulares, el peligrosísimo Bluetooth y una serie de extraños aparatos que nos atrapan sin darnos cuenta, son nuestro alimento mental día a día... Conclusión: La esclavitud no es un hecho que perviva en el cuerpo, es una conexión directa entre el control ajeno y la permisividad de nuestra conciencia.


 

1 comentario:

  1. Hombre, escojo este texto para dejarte mi comentario admirador, bien hubiese podido ser cualquiera, su blog me ha impresionado en su totalidad, quiero felicitarlo y agradecerle por sostener todavía esa amable conjunción entre escritura fresca y pensamiento crítico. Demuestra usted no sólo un estilo propio sino toda una parafernalia de talento y pasión por su oficio. Espero que podamos comenzar un contacto literario que nos enriquezca a más no poder. Abrazote inmenso.

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