Sobrecalificado, extracalificado, supracalificado,
ultracalificado... no importa el superlativo de bisutería para adornarlo, no
existe un término más apoteósico que ese cuando de aspiraciones se trata.
Hubo un tiempo que fue hermoso y fui
libre de verdad. Guardaba todos mis sueños en castillos de cristal... Charly cantaba ante más de 100.000 pares de oídos. Yo lo miraba con ojo de cazador a través de
mi lente y, mientras mi chica sonreía por verlo gordito, mi cámara disparaba
ideas sobre su rostro, devolviéndome preguntas atravesando mis los ojos hasta alcanzar mi cerebro.
El honorable señor don padre del rock en español,
aquel músico prodigio iluminado por luces de colores, no era un hombre normal,
más bien parecía un gran bigote envuelto entre el papel regalo de la fama.
Brillaba sin desentonar, cantaba sin cuestionar, hasta se reía sin actuar, o en
otras palabras, Charly era él, Charly, ni mucho más ni mucho menos; nadie lo
dudó en ningún momento, ni siquiera él mismo... Era él, simplemente él y
ya, mientras que éste fotógrafo, no se sentía muy seguro de quién era
realmente.
Poco a poco fui
creciendo y mis fábulas de amor, se fueron desvaneciendo, como pompas de jabón... Creo que por
ahí está la clave de mis dudas; mientras el verdugo de los dinosaurios tocaba
el piano, yo tenía algunos sueños quebrados de días anteriores, de cuando me sentía
libre de ser quien quería ser, pese a los pagarés de libertad que vienen endosados
con las facturas del agua, la luz y el ahora multiservicios multiemputecible
Claro (porque bien Claro me lo está dejando).
Durante los clics del obturador, lo escuchaba desde el
interior de mis pulmones, respirando con la tenue precisión de sus gestos, todo
para tratar de reafirmar que era a Charly, el maestro Charly García, a quien
tomaba fotos y no a cualquier otro. Alguien que no se puede confundir en
escenario, alguien al cual el instrumento comenzaba a quedarle grande trás décadas de dominio, alguien sobrecalificado para sus propias canciones...
incluso para su propia autoestima; sin embargo, a nadie parecía
importarle esto; él hacía lo que tenía que hacer, y lo hacía tan bien que cualquier
otra cosa que hiciera era como un hecho hecho sin hacer, sin relevancia relevante, o
sea, irrelevante.
En cambio yo, apenas debajo de la horizontalidad de
sus pies, hacía lo que tenía que hacer. Igual ninguno me prestaba mucha atención,
pero en un intento por querer hacer algo diferente, buscando hacer las cosas que siempre quise hacer, me habían dicho horas atrás que estaba sobrecalificado, y aunque
me negué a una afirmación tan egolatrizante, fui descalificado por haber hecho
más de lo necesario, mientras a duras penas hago lo suficiente para hacer de la vida vivible, o sea, lo menos invivible posible.
Noches antes llegué a sentir que es larga la carretera, cuando uno mira atrás... Y cuando armaba
mi hoja de vida para uno de esos pocos oficios donde la poesía no muere,
aunque se la encarcele de 8:00 a 5:00 pm, terminé con un resumen formal de muchas torturas laborales de las cuales no me siento tan orgulloso como quisiera. Entre el teclado se paseaban nombres altruistas de
proyectos aburridos, responsabilidades muertas de hambre con cargos elegantes,
jefes, teléfonos y hasta direcciones tan atractivas por su sabor a venganza que
yo mismo estaba dispuesto a cobrármelas después de aplicar al puesto; en fin, sobre la pantalla florecía una "ramería" de experiencias laborales en
la búsqueda de una sola actividad, noble, bien paga y de cierta "cositería"
tal como me gusta. Pero pese a mi notorio interés, no obtuve el trabajo. La
razón: Resulté ser demasiado para la tarea ofertada.
¡País de mierda! Pensé al escuchar
el término "sobrecalificado". Todos en esta economía del qué dirán, acosan hasta el desespero
para que los jóvenes estudien una carrera, antes de ser demasiado viejos para
el mercado profesional (25 años máximo para no tener experiencia, 30 años
máximo para ser casi el ejecutivo del año de la revista Forbes, de ahí pa' lante mijo haga lo que le toque y
ruegue pa' que no lo echen hasta que pueda cobrar el mito de una pensión en el
2050)... y aún con el zarrapastroso ideal que "el progreso del país está
en la educación", no pude evitar sentirme tan diminutamente
agraciado con la frase de "está más preparado que un yogurt".
¿SOBRECALIFICADO? Tal vez, pero a diferencia de lo que pensaba mi
entrevistadora, yo no me sentía un exceso; es más, había llegado a sentirme
aliviado por apostarle a un trabajo con un salario decente y una labor
provechosa para mi vida, dejando en el ayer la casi pordiosera actividad de
conseguir clientes y acabar estirando la mano llena de huecos endeudados para
que paguen.
Sobrecalificado, extracalificado, supracalificado,
ultracalificado... no importa el superlativo de bisutería para adornarlo, no
existe un término más apoteósico que ese cuando de aspiraciones se trata. La
ignorancia puede remediarse con el autoaprendizaje o con un título
universitario (aunque esto no sucede siempre, varias reinas de belleza y muchos
congresistas pueden dar fe de ello), pero cuando la curiosidad excede el
promedio ¿Cómo remediar el saber de más?
Frente a la sospecha de enardecer mi fosforito
reprimido, he construido una lista de consejos para evitar ser sobrestimado en
el momento de la entrevista. Seguramente no son la clave para conseguir el
empleo deseado, sin embargo, si al usarlos obtiene el trabajo, siéntase
satisfecho de ver que sus excesos cognoscitivos serán sobre explotados por un
jefe troglodita que abusará complaciente de su actitud "propositiva".
PASO 01: DISEÑE SU ANTI-CURRICULUM
Con la necesidad de oscurecer su propio potencial, esfuerce por escoger buenas experiencias contrarias al perfil solicitado. Por ejemplo, si busca un puesto de diseñador, utilice la peor tipografía posible, deforme su foto personal y dele prioridad a trabajos previos en bares, callcenters, ventas por catálogo y hasta el de recibir una mesada por haber cuidado niños ajenos, mientras sus padres "resolvían" su inapetencia sexoafectiva yendo a un motel. En cambio, si su aspiración es ejecutiva, use hojas de colores, letra cursiva y/o manuscrita y exalte sus profundas emociones construyendo un perfil con expresiones como "odio las mentiras porque son feas" o "me gustaría tener más de 5000 amigos, pero Facebook es un antisocial porque no me lo permite"
PASO 02: LLEGUE MEDIA HORA ANTES DE LO SOLICITADO
Pese a lo que muchos creerían, aparecer antes en la oficina es en muchos casos inoportuno. Pero existiendo gente desocupada en cualquier empresa, procure avisar en recepción su llegada las veces que le sea posible, y en cada aviso, vaya al baño, dese una vuelta por el edificio y regrese con la excusa de haberse confundido, pidiendo de nuevo que lo anuncien. Esto son duda desesperará a su entrevistador y usted mismo, por lo cual su entrada empezará con al menos dos puntos menos del promedio.
PASO 03: AUMENTE DE MANERA MUY PRETENCIOSA SU ASPIRACIÓN SALARIAL
No importan las cualidades profesionales requeridas, la institución a la que Ud. está a punto de rogar por trabajo buscará ahorrarse algún dinero en su contratación, por ende, no hay nada que lo descalifique más que pedir 20 SMMLV, por trabajar de asistente, coordinador, asesor o creador de contenidos. Su entrevistador pensará que usted está loco, aún más si logra contraatacarlo con un comentario del siguiente calibre: No puedo creer que usted, tan buen profesional que se ve, se haya regalado por menos... ¿O sí?
PASO 04: DESPÍDASE DE FORMA EMBLEMÁTICA
Después de ser baleado intelectualmente por el
psicólogo de recursos humanos, le aconsejo implantar una marca de afecto lo más
auténtica posible. En caso de encontrarse con un entrevistador de un sexo
contrario al suyo, en el momento en que éste le extienda su mano, siéntase con
la confianza suficiente de mirarlo(a) a los ojos y apriete su mano con bastante
fuerza e ingenuidad, agitando su brazo como palanca de parqueadero unas 6 veces.
Con esto demostrará una agresiva emotividad inolvidable para su calificación.
Por otra parte, si el entrevistador es de su mismo género, déjese de sexismos y
zámpele un par de besos en cada mejilla durante no menos de 3 segundos,
asegurándose de humedecer lo suficiente sus labios para babosear de afectividad
(casi inmoral) el rostro de su ejecutor.
PASO 05: CERCIÓRESE DE SABER EL RESULTADO DE SU ENTREVISTA
De un momento a otro, la memoria de mi cámara se llenó
en una especie de señal divina. Era el momento de acabar con mis auto-laceradas
reflexiones sobre aquel oficio, en el que me sentiría más feliz que tortuga con
rueditas, y dedicarme a escuchar lo que el sesentón cantaba sobre la tarima.
Luego de un respiro frustrado volteé la mirada y ahí estaba la chica de la que estoy
enamorado con una lágrima sobre sus pómulos desafiando la gravedad. Ella, al
sentir como la música caminaba sobre su piel, decidió responder a mis miradas
desintegrando cualquiera de mis preguntas.
Te encontraré una
mañana, dentro de mi habitación… La abracé y dejé
caer la congoja de mis labios sobre su hombro. No pasó ni un segundo antes de
darme cuenta que sufrir de una desempleada sobrecalificación no podría ser tan malo,
si alguien como yo lograba sobrevivir a sí mismo sin vender gran parte
de su vida a un trabajo, a una órdenes y a unos horarios que alguien más pensó
para subordinar a todos los que pudiera.
.
Me hiciste recordar la entrevista que me hizo Gonzalo Vidal cuando siendo "joven, apuesto e inteligente", pretendì hacer parte del equipo de diseñadores del Banco Central Hipotecario. A sabiendas que necesitarìa algo màs que una vulgar relaciòn de mi experiencia previa, me presente con una recomendaciòn autografiada, aùn la conservo, de Fernando Martinez Sanabria en la que decìa a quien le pudiera interesar, lo "brillante" que era su discìpulo, agregando ademàs, a mi favor, para darle peso a su recomendaciòn, algunas imaginarias colaboraciones que supuestamente yo le habìa prestado en la realizaciòn de importantìsimos proyectos...Como un balde de agua frìa recibì la lacònica respuesta de quien creì me iba a recibir con los brazos abiertos: "Lo siento mucho Oswaldo, tu hoja de vida es excelente...pero el Banco, no necesita contratar genios" Fuè la màs insultante y elegante, por no decir hipòcrita negativa que recibì en mi vida...Ese dìa sentì compasiòn por mis ilustres colegas que hacìan parte de la troupe de diseñadores del Banco Central Hipotecario...por supuesto, no te darè nombres.
ResponderEliminarjejeje... Bueno, saber que los grandes también han sufrido de eso, empieza a reconfortarme... pero no tanto como quisiera! un gran abrazo maestro!
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